Hace unos días se hizo pública la decisión respecto a la ubicación de la nueva estación de colectivos para Paraná. Si bien, hacía un tiempo, de manera sorpresiva, se había anunciado la construcción de una nueva terminal para la ciudad, no tuvimos más noticias al respecto.
Un anuncio como este es esperanzador. Es real que necesitamos una nueva terminal, con una infraestructura mejor que la actual, de la talla de una ciudad capital como lo es la nuestra. Pero detrás de un anuncio, hay realidades que debemos analizar. Principalmente, para que lo que se pregona como una solución, no cause nuevos problemas.
Los estudios
Arribar a la decisión de ubicar en un lugar específico la nueva terminal, tuvo un proceso de análisis previo, para evaluar los pros y contras de cada opción. El predio elegido, delimitado por las calles Antonio Crespo, Juan Ambrosetti, Raúl Uranga y 3 de Febrero, según lo expuesto periodísticamente, “califica en un 85 por ciento, por su ubicación, operatividad y dimensiones”. El único dato que se expresó como variable fue que “la mayor parte del tránsito interurbano que llega a Paraná ingresa por el Túnel y el Acceso Norte”. Es decir que, al menos en la información expresada, lo único que se valoró fue el flujo de tránsito. ¿Se contempló la accesibilidad de los usuarios a la terminal? ¿O la conectividad de la terminal con el centro de la ciudad o los puntos atractivos de personas? Aún lo desconocemos.
A qué planificación responde
Siempre sostenemos que la planificación es la base para ejecutar una buena política a largo plazo. En este caso, nos surge la pregunta: esta ubicación ¿a qué planificación de la ciudad responde?. El predio elegido se sitúa en la frontera de la ciudad, lejos del centro (unas treinta cuadras); llegar hasta allí caminando o en bici es difícil y peligroso. De ubicarse ahí, habría que tomarse un colectivo o un taxi para poder llegar al centro, aumentando la cantidad de tráfico particular y las poluciones en el aire. El sistema de transporte público debería reordenarse (esto sucedería con cualquier predio que se elija), pero en este caso, debería concentrar líneas hacia un extremo de la ciudad, alargando los recorridos y las distancias con las zonas de la ciudad que quedan en el margen opuesto.
Llegar o salir de la terminal caminando, en ese lugar elegido, sería imposible; y aumentaría el costo de movilidad para el ciudadano.
Una alternativa en beneficio del ciudadano
Nuestra manera de hacer política pone en el centro al ciudadano. Sobre todo en temas como la movilidad, son los vecinos los que se benefician o perjudican con las decisiones que se toman a nivel político.
Somos responsables con lo que decimos, por eso presentamos en el Concejo Deliberante un proyecto para conformar un Plan Director de Movilidad para la ciudad. En esta nota explicamos más profundamente la iniciativa. En el Plan, abordamos exhaustivamente la cuestión de la movilidad y la visión de ciudad que tenemos: a escala humana, sustentable y con la mirada puesta en el vecino y en sus necesidades. Por eso, como parte del proceso de estudio y validación del proyecto, trabajamos planificado participativamente con vecinos de la ciudad.
Consideramos que el transporte público es el más democrático, económico y sustentable de todos los modos de moverse por la ciudad, por eso es el vertebrador de todo el Plan Director. Y como parte de las propuestas, dejamos planteada cuál debería ser el lugar de la estación de colectivos: el predio de la estación de trenes.
Los argumentos
¿Por qué ahí? Primero que nada, porque las estaciones de transporte público son las puertas de entrada a las ciudades, y deben conectar los centros de las mismas entre sí, no las fronteras. Porque la vida de las personas se resuelve en gran medida en los centros urbanos: allí acuden a hacer trámites, a curarse, a comprar, a esparcirse, a socializar. Por otro lado, al conjugar en un mismo espacio el tren y los colectivos, posibilitamos la multimodalidad (diferentes formas de moverse) y la intermodalidad (poder combinar diferentes formas de moverse de manera análoga). Esa versatilidad no la tiene ningún otro espacio de la ciudad.
Al quedar en el centro (a 6 cuadras de la plaza 1° de Mayo), se puede generar un sistema de transporte urbano más sustentable, con recorridos más eficientes y no tan extensos. Además, al situarse en un espacio históricamente relegado de la ciudad, generará desarrollo y oportunidades para todo el sector. Porque no sólo se construirá la estación, sino también comercios, viviendas, lugares de esparcimiento, educación y obras viales, que jerarquizarán la zona y generarán una sinergia de desarrollo. A esto se le llama “acupuntura urbana”.
Pero no es sólo percepciones o conceptos los que sustentan esta opción. El Banco Interamericano de Desarrollo (BID) incluyó esta ubicación como parte de su diagnóstico de Ciudades Emergentes y Sostenible que realizó en 2013-2014. No es un dato menor que al haberlo incluido en su diagnóstico, es una especie de “prefactibilidad” para poder recibir el financiamiento de la propia entidad. Esa ubicación y su carácter de “estación multimodal”, fue propuesta por el Plan Ferro-urbanístico 2012 que elaboró la Provincia. Nosotros retomamos estos dos antecedentes y los profundizamos, para concretar la propuesta condensada en el Plan Director.
Argumentos sobran, y hay datos, no relatos, para sustentar la necesidad de que la estación de colectivos se sitúe en el predio del ferrocarril. Si antes se apoyaba esta opción, ¿por qué ahora cambiar de parecer? ¿A qué planificación, o idea de ciudad, responde la nueva ubicación? Queremos saberlo para poder debatir sobre realidades concretas, y darle a los ciudadanos las respuestas que necesitan y para las que nos eligieron. Saber cuál es el plan, es lo que venimos preguntándonos hace tiempo.
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