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Una carrera de obstáculos

vereda de Paraná

Ampliar el dominio peatonal, refuncionalizar el centro de la ciudad, dotar de un plan de manejo adecuado del arbolado de alineación y procurar la accesibilidad universal en los espacios públicos son los desafíos a afrontar para que caminar por Paraná deje de ser una carrera de obstáculos.

Quien camina por las veredas de la ciudad encuentra barreras infranqueables para personas ancianas, con discapacidad o quienes circulan con cochecitos de bebé. Existen grandes obstáculos para el peatón: postes de alumbrado público en veredas angostas, falta de rampas en las esquinas, veredas en muy mal estado, falta de refugio contra el abrasador sol litoraleño, ausencia de bancos o bebederos, separación segura entre vehículos y peatones o ciclistas, y otros elementos de mobiliario urbano que hagan una experiencia satisfactoria y segura a la hora de movilizarse por la ciudad de una manera no motorizada. Una ciudad para la gente es precisamente aquella que la pone en el centro de sus políticas públicas, y hoy vemos un gran déficit de este tipo de iniciativas. En nuestro Plan Director de Movilidad hemos desarrollado una serie de medidas concatenadas en el tiempo para poder lograr este tan necesario desarrollo.

Ampliación del dominio peatonal

La caminata o los recorridos de a pié son el complemento esencial de los otros modos de movilidad en cualquier sistema. Dar más lugar al peatón y fomentar la caminabilidad mediante intervenciones en veredas e intersecciones, otorgándole mayor seguridad y equipando el espacio público para hacer más confortable su recorrido y estancia, son cuestiones que permiten descomprimir los otros medios de movilidad, muchas veces saturados, y lograr así una mayor sustentabilidad del conjunto. 

Hacer una ciudad caminable es hacer una ciudad más vivible, de escala humana, más saludable, sustentable, accesible, justa, democrática y socialmente integrada. Controlar y disminuir la presencia del automóvil particular en aquellos sectores donde mayor potencial peatonal existe (área central) se vuelve una política clave a la hora de buscar alcanzar estos objetivos.

Reconfiguración y refuncionalización de la vía pública en el área central

Aquí lo que planteamos es una estrategia de intervención en determinadas calles céntricas, para lograr ordenar el espacio físico disponible de circulación peatonal y vehicular, optimizando el flujo y los movimientos de desplazamientos. A su vez, buscamos lograr la tan deseada y necesaria forestación del área céntrica de la ciudad, carente casi en su totalidad de especies arbóreas por la estrechez de sus veredas. 

Según las características y dimensiones de las diferentes arterias, se proponen diversas configuraciones, teniendo en cuenta como premisa fundamental dar la prioridad al transporte público de pasajeros.

Estas propuestas, al definir mejor y con mayor precisión el uso de cada parte de la vía pública, logra canalizar y dar mayor flujo a la circulación, definiendo los espacios de estacionamiento, ajustando las dimensiones de carriles de circulación, reservando lugares adecuados para la instalación de equipamientos (contenedores de residuos sólidos urbanos, bancos, cestos, vegetación), ampliando y acondicionando el espacio para la circulación peatonal, haciéndola más accesible, agradable y fomentando así la caminabilidad, como medio de movilidad sustentable, económico, saludable y ecológico.

En perspectiva programática, contemplamos la implementación paulatina y por etapas durante el tiempo, iniciando con intervenciones de bajo impacto y presupuesto, delimitando sectores con pintura, utilizando macetones con árboles de pequeño porte, instalando cierto equipamiento de carácter provisorio. Estas pruebas deben tomarse como pilotos que permitan ajustar detalles y mejorar la propuesta en la siguiente etapa, donde se van consolidando las modificaciones, construyéndose las veredas, las dársenas, las cazuelas para árboles, trasplantando los árboles ya crecidos de los macetones anteriores, instalando el equipamiento y mobiliario definitivo. Específicamente, proponemos intervenir las calles del área delimitada por Santiago del Estero-Concordia, La Paz-Laprida, Gualeguaychú-Bavio y Salta-Belgrano, según diversos modelos que presentamos, y teniendo en cuenta los estudios y proyecciones que realice la Agencia de Movilidad a cargo de la implementación del Plan Director. 

A continuación, mostramos un gráfico que muestra las diferentes etapas de implementación de uno de los modelos propuestos.

Modelización de las diferentes etapas de peatonalización del microcentro (clic para ampliar)

Arbolado urbano de alineación

Como se sostiene en el Plan de Movilidad Ciudad de Córdoba,

“El árbol urbano es un elemento fundamental en el paisaje de la ciudad ya que brinda diversos beneficios de orden ambiental, estético, paisajístico, recreativo, social y económico, los cuales son aprovechados de variadas formas por los pobladores locales, de forma tal que éstos disfrutan de su presencia y lo convierten en un elemento integrante del paisaje urbano, a tal punto que se constituye en uno de los indicadores de los aspectos vitales y socioculturales de las ciudades. Los árboles contribuyen en la mejora de la calidad del aire reduciendo la contaminación, favorecen la limpieza del aire, eliminando los contaminantes en suspensión presentes con frecuencia en el medio urbano. Esto lo realizan a través de su corteza que absorbe sustancias tóxicas y de su follaje que permite un cierto filtrado de polvo, el cual es arrastrado después al suelo por las lluvias”.

La reducción de la llamada “isla de calor” es otro efecto beneficioso de la presencia de árboles en las calles, logrado gracias a la sombra que proyectan sobre pavimento, veredas y fachadas. Además el tejido vegetal amortigua el impacto de las ondas sonoras, reduciendo los niveles de ruidos en calles, parques y zonas industriales. Las cortinas de árboles abaten el ruido desde 6 a 10 decibeles.

Por ello es que se debe elaborar un plan de forestación urbana en diferentes arterias que presentan baja cantidad de ejemplares. En particular en el área central, como sostuvimos anteriormente, hay gran cantidad de calles no poseen forestación por sus condiciones de estrechez de veredas, y por ello proponemos recurrir a la estrategia de utilizar espacio ganado al pavimento, para desarrollar allí “isletas” o “parklets” que organizan mejor el estacionamiento de vehículos y reconfiguran el espacio público, enriqueciendo su uso, fomentando su apropiación por los peatones y alentando la caminabilidad del espacio público desde una perspectiva de escala humana.

En particular hoy que ha saltado a la palestra pública el debate sobre la obra de ensanche de calle Racedo y la consecuente remoción de árboles, nosotros consideramos que es una obra relevante para la ciudad y está contemplada en la Etapa 3 – Categoría Trama Vial, ya que es necesaria para para mejorar el ingreso y egreso a la futura Estación Multimodal (contemplada en la Etapa 4 – Categoría Movilidad Pública). En contraposición a la ejecución actual, nosotros propusimos que las especies removidas no sean taladas sino extraídas completas (aquellas que sea posible) y reubicadas en espacios que sean necesarias, disminuyendo el impacto ambiental de la obra. Y aquí también vale aclarar que ensanchar ese corredor vial no significa ir en contra de la peatonalización de la que estamos hablando aquí. Por el contrario, la calle será para mejorar el flujo del transporte público, y las banquinas y veredas deberán ser acondicionadas correctamente, ya que hoy allí también tenemos obstáculos para caminar de manera segura.

Accesibilidad universal

Continuando con lo anterior, recordemos que los criterios de escala humana y accesibilidad van de la mano. Porque no puede haber una ciudad para el ciudadano si no es para todos los ciudadanos. Por ello se requiere de un plan de construcción de rampas de accesibilidad universal en esquinas, en toda el área central de la ciudad y principales avenidas y puntos de uso masivo, sin perjuicio que luego se puedan agregar más puntos que requieran de rampas de accesibilidad universal. 

Tal como sucede con las rampas de accesibilidad universal, se requiere de un plan de adecuación de veredas, primero en toda el área central de la ciudad y principales avenidas y puntos de uso masivo, donde haya paradas de transporte público de pasajeros por ejemplo. Y para las etapas siguientes, proponemos elaborar un plan de adecuación de las veredas del resto de la ciudad, al menos en una adaptación de continuidad de circulación en un mismo nivel de esquina a esquina, es decir, que sean más llanas, sin escalones o diferencias de nivel según los frentes.

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